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La sauna finlandesa consiste en un baño de calor que se realiza en el interior de una cabina de madera. El aire del interior se mantiene a una temperatura que oscila entre los 85 y los 100 °C, y la humedad es muy baja para que el sudor se evapore y la piel no se caliente demasiado.
Sus virtudes terapéuticas ya eran conocidas en la antigua Grecia, pero es sobre todo entre los pueblos bálticos, especialmente en Finlandia, donde su práctica se difunde y perfecciona como fuente suprema de bienestar.
Los usuarios de sauna se sientan en bancos, se relajan y dejan que el calor caliente gradualmente el cuerpo, lo que favorece la sudoración y la consiguiente liberación de toxinas.
QUÉ ES LA SAUNA FINLANDESA Y POR QUÉ SE LLAMA ASÍ
La sauna es una práctica tradicional de bienestar e higiene personal originaria de los países bálticos. La palabra «sauna» proviene del finés arcaico y, si bien su origen lingüístico no está del todo claro, parece ser que está relacionado con el concepto de «vivienda de invierno». Se cree que el primer tipo de sauna se utilizaba principalmente como residencia de invierno y no fue hasta más adelante cuando se le dio un uso hidroterapéutico.
La antigua sauna finlandesa era una estancia, normalmente de madera, que se calentaba con piedras ardientes colocadas sobre un fuego vivo. Para crear una sensación de calor más intensa, se echaba agua sobre las piedras para generar vapor: la temperatura elevada favorece la relajación y la sudoración. Esta práctica tiene una larga historia en la cultura finlandesa y desempeña un papel importante en la vida social y en el bienestar de las personas.
Hoy en día, el término «sauna finlandesa» (finnish sauna en inglés) se utiliza genéricamente para referirse a cualquier tipo de sauna, también a las que utilizan modernos sistemas de calentamiento de las piedras mediante estufas eléctricas y se han extendido por todo el mundo: en gimnasios, spas o incluso en el propio hogar, si se ha optado por instalar una sauna doméstica.
DIFERENCIA ENTRE SAUNA FINLANDESA Y SAUNA DE INFRARROJOS
Las saunas finlandesas son distintas de las saunas de infrarrojos que hay en muchos centros de bienestar modernos. En las saunas finlandesas tradicionales, el calor procede de piedras que se calientan en una estufa y la humedad es relativamente baja.
La principal diferencia entre una sauna finlandesa y una sauna de infrarrojos radica en el método de calentamiento y en los efectos que tiene en el cuerpo.
Método de calentamiento
Efectos en el cuerpo
Ambos tipos de sauna pueden ofrecer beneficios para la salud, pero con enfoques ligeramente diferentes. La elección entre una sauna finlandesa y una sauna de infrarrojos dependerá de las preferencias personales y de los objetivos de bienestar de cada persona.
DIFERENCIA ENTRE SAUNA FINLANDESA Y BIOSAUNA
La principal diferencia entre una sauna finlandesa y una biosauna radica en la temperatura y la humedad en el interior de la cabina, así como en la experiencia general del usuario.
Temperatura y humedad
Experiencia general
Ambas saunas, la finlandesa y la biosauna, aportan beneficios para el bienestar físico y mental, como la relajación, la estimulación de la circulación sanguínea y la purificación de la piel a través del sudor. La elección entre una u otra dependerá de las preferencias personales, la tolerancia a la temperatura y las necesidades individuales.
Se recomienda consultar a un médico antes de utilizar la sauna, sobre todo en caso de enfermedades preexistentes.
CÓMO FUNCIONA LA SAUNA FINLANDESA
La sauna es un baño de aire muy caliente y seco que se realiza en un habitáculo cerrado, fabricado con madera natural, en el que un equipo especial calienta y deshumidifica el aire. Dentro de las saunas finlandesas tradicionales, la temperatura oscila entre los 85 y los 100 °C, con una humedad máxima del 30 %.
Las saunas finlandesas tradicionales se construyen con maderas específicas seleccionadas por sus propiedades de aislamiento, resistencia al calor y durabilidad. Entre los tipos de madera más utilizados se encuentran el abeto,el álamo temblón, el pino y el aliso.
El abeto, por ejemplo, es una de las maderas más utilizadas para las estructuras de las saunas, especialmente para las paredes y el techo. Tiene unas propiedades aislantes excelentes debidas a su baja densidad y a su estructura celular, que retiene el aire.
Además, es resistente a la humedad, no libera resinas en cantidades excesivas y tiene un aspecto claro y natural. El álamo y el aliso se utilizan a menudo para el revestimiento y los bancos porque no se calientan excesivamente al tacto y, con su superficie lisa y sin nudos, resultan cómodos para sentarse.
El corazón del sistema de calefacción de las saunas finlandesas es la estufa, que puede ser de leña o eléctrica. Las estufas eléctricas se encuentran con mayor frecuencia en las saunas modernas y urbanas porque garantizan un control preciso de la temperatura y un encendido inmediato.
Su funcionamiento se basa en resistencias eléctricas que calientan directamente las piedras volcánicas, permitiendo que se obtenga el calor deseado de forma rápida y eficaz.
Un elemento fundamental en el funcionamiento de la sauna es la presencia de piedras volcánicas. Estas piedras, gracias a su alta capacidad térmica, almacenan el calor producido por la estufa y lo liberan gradualmente, ayudando a mantener una temperatura constante en el interior de la cabina.
La distribución del calor en el interior de la sauna sigue unos principios físicos bien definidos, influidos por la posición de la estufa, la ventilación y la estratificación térmica del aire. El calor generado por la estufa, ya sea de leña o eléctrica, se propaga principalmente por irradiación y convección.
La irradiación procede directamente de la estufa y de las piedras volcánicas, que acumulan calor y lo liberan gradualmente. Este tipo de transferencia térmica es más intenso en las proximidades de la estufa y disminuye con la distancia. La convección, por su parte, crea una estratificación natural del calor: el aire caliente, menos denso, tiende a subir hacia el techo, mientras que el aire más frío permanece en las capas inferiores. Por este motivo, en las saunas finlandesas tradicionales, los bancos están dispuestos en varios niveles, lo que permite a los usuarios elegir la temperatura deseada en función de la altura.
Por último, la distribución del calor se ve influida por la adición de agua sobre las piedras volcánicas, que genera vapor (löyly) y aumenta momentáneamente la humedad. Este proceso reduce la percepción de la temperatura seca y hace que el calor sea más envolvente y tolerable, distribuyéndolo de forma más uniforme en el interior de la cabina.
A pesar de la presencia del vapor, la sauna sigue siendo un ambiente tendencialmente seco, con una humedad que oscila entre el 10% y el 30%.
La madera de las paredes absorbe y regula la humedad, mientras que el sistema de ventilación, con varias tomas de aire estratégicamente situadas en la parte inferior y superior, permite un intercambio constante del aire. El calor elevado mantiene el ambiente seco y confortable, favoreciendo la relajación y la purificación del cuerpo.
Cuando se vierte agua sobre las piedras volcánicas, ésta se evapora instantáneamente, aumentando temporalmente la humedad y creando el típico vapor, conocido como "löyly". Este fenómeno permite que el ambiente se ajuste entre un calor seco y otro más húmedo, haciendo que la experiencia de la sauna sea más agradable y beneficiosa.
BENEFICIOS DE LA SAUNA
La búsqueda del bienestar en tiempos tan frenéticos como los actuales ha irrumpido en la vida cotidiana, y los numerosos beneficios de la sauna finlandesa han consolidado definitivamente la larga tradición de los baños de calor finlandeses como uno de los tratamientos más apreciados y utilizados.
Mejora de la circulación
La exposición al calor de la sauna provoca una vasodilatación, es decir, la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que comporta un aumento del flujo sanguíneo y una mejor oxigenación de los tejidos. Este efecto ayuda a reducir la presión arterial con el tiempo, mejorando la salud cardiovascular.
Además, el paso entre el calor de la sauna y el enfriamiento posterior, por ejemplo con una ducha fría o un baño de agua helada, estimula aún más la circulación y el retorno venoso, contribuyendo a una mayor elasticidad de los vasos sanguíneos.
Fortalecimiento del sistema inmunitario
La alternancia entre el calor intenso y el posterior enfriamiento forzado crea una especie de "entrenamiento" para el sistema inmunitario.
El aumento de la temperatura corporal simula una fiebre natural, activando la producción de glóbulos blancos y potenciando las defensas del organismo contra virus y bacterias. Diferentes estudios han demostrado que las personas que practican regularmente la sauna son menos propensas a padecer resfriados e infecciones respiratorias.
Mejora de la piel
El calor favorece la sudoración profunda, que ayuda a eliminar las toxinas e impurezas de la piel, contribuyendo a lograr una limpieza natural de los poros y la reducción del acné y los puntos negros.
Además, la mejora de la circulación estimula la producción de colágeno, volviendo la piel más elástica y luminosa. Por lo que respecta a la celulitis, el aumento del flujo sanguíneo ayuda a drenar el exceso de líquidos y a reducir el estancamiento de líquidos en los tejidos, mejorando el aspecto de la piel con el tiempo.
Reducción del estrés y liberación de endorfinas
La sauna es una poderosa herramienta de relajación, ya que el calor favorece la liberación de endorfinas, neurotransmisores que inducen una sensación de bienestar y reducen el estrés.
El calor también contribuye a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que hace que disminuya la tensión muscular y mental. Por este motivo, muchas personas encuentran en la sauna un remedio eficaz contra la ansiedad y el insomnio.
Beneficios post-entrenamiento
Tras una intensa sesión de entrenamiento, la sauna ayuda a relajar los músculos sometidos al ejercicio, facilitando la recuperación. El aumento de la circulación acelera el transporte de oxígeno y sustancias nutritivas a los músculos, mejorando la regeneración de los tejidos y reduciendo el riesgo de dolor muscular.
Es especialmente útil para los atletas y para los practicantes de deportes de resistencia, ya que ayuda a prevenir contracturas y rigideces musculares.
Prevención del ictus
Numerosos estudios han demostrado que el uso regular de la sauna se asocia a una reducción del riesgo de que se produzcan ictus y enfermedades cardiovasculares. La exposición al calor ayuda a mantener las arterias más elásticas y a mejorar la función endotelial, reduciendo la presión arterial con el paso del tiempo.
Además, la relajación y la reducción del estrés contribuyen a prevenir episodios de hipertensión, un importante factor de riesgo del ictus.
En resumen, las saunas finlandesas no son sólo una experiencia de bienestar, sino que también representan una verdadera herramienta de prevención y mejora de la salud.
CUÁNTO CUESTA UNA SAUNA FINLANDESA PARA USO DOMÉSTICO
El coste de una sauna finlandesa para uso doméstico varía en función de factores como el tamaño, los materiales y la personalización. Las saunas más pequeñas y con un diseño menos cuidado pueden costar a partir de unos pocos miles de euros.
Hoy en día, sin embargo, la sauna tiene un valor estético que ha pasado a ser primordial, ya que el cuidado del propio cuerpo es fundamental también para el bienestar psicológico de la persona. Las saunas han dejado de ser espacios secundarios del hogar para convertirse en parte de la zona de estar, lo que también ha supuesto un progreso considerable en cuanto a su estética y diseño.
Las maderas preciosas con aromas cautivadores y los grandes ventanales influyen en el coste de las saunas finlandesas, pero también las convierten en lugares casi sagrados, donde la persona se encuentra a sí misma y con su bienestar mental.
CÓMO TOMAR UNA SAUNA
La ventaja que ofrece la sauna, con su aire seco a una temperatura muy elevada, es la capacidad para hacer que el cuerpo expulse importantes cantidades de toxinas en muy poco tiempo mediante un calentamiento intenso del organismo.
El baño de calor finlandés ofrece múltiples beneficios a personas de todas las edades, con muy pocas excepciones. Ahora bien, para disfrutar de todos los efectos positivos que la sauna tiene en el organismo, hay que saber cómo tomarla correctamente.
Sobre todo quienes se inician en el uso de la sauna deben tener presente que el cuerpo necesita un tiempo para acostumbrarse a ciertos estímulos, por lo que hay que ser prudentes a la hora de tomar una sauna. Se aconseja realizar el baño de calor siguiendo los pasos recomendados sin excederse, para permitir que el organismo disfrute plenamente de sus beneficios.
CONSEJOS ÚTILES ANTES DE TOMAR UNA SAUNA FINLANDESA
Los pasos para tomar un baño de calor son fáciles de recordar. Antes, sin embargo, es importante conocer las principales precauciones que hay que tener en cuenta para que la experiencia de la sauna sea regeneradora y absolutamente positiva, no solo para el cuerpo sino también para la mente.
En primer lugar, nunca se debe entrar en una sauna con el estómago vacío o, por el contrario, demasiado lleno. Se recomienda, por lo tanto, realizar una ingesta ligera como, por ejemplo, de cereales, yogur o fruta.
Es igualmente importante proporcionar al organismo una buena reserva de líquidos para favorecer la sudoración. Se aconseja beber infusiones calientes o bebidas sin azúcar, sin gas y, sobre todo, sin alcohol.
Antes de entrar en una sauna, es importante también lavarse bien el cuerpo con agua caliente y jabón, y secarse. Los pies tienen que estar calientes. Una vez hecho esto, se puede entrar en la cabina, desnudo o cubierto con una toalla de fibra natural para no restringir la transpiración del cuerpo.
CÓMO TOMAR UNA SAUNA FINLANDESA EMPEZANDO POR EL CALENTAMIENTO
Sauna finlandesa: primera fase
Veamos ahora en detalle cómo tomar una sauna correctamente. La primera fase, denominada de calentamiento, suele durar entre 5 y 8 minutos.
Una vez dentro de la cabina, se puede optar por tumbarse o sentarse cómodamente, con las piernas flexionadas y los pies a la misma altura que el asiento.
Además de la posición, el estado de ánimo también es importante, por lo que se recomienda intentar relajarse y disfrutar del relajamiento que provoca el calor del ambiente.
Al principio, el aire de la sauna puede mantenerse seco; después, se puede echar agua sobre las piedras calientes del interior de la cabina para aumentar la humedad y, por lo tanto, la sudoración.
Durante los dos últimos minutos, se recomienda permanecer sentado, es decir con los pies hacia abajo, para reajustar la circulación sanguínea a la posición vertical.
Tras esta fase, hay que salir de la sauna lentamente, para evitar bajadas de tensión o mareos.
Segunda fase: el enfriamiento
La sauna no termina con el primer baño de calor, sino que continúa después con el enfriamiento. También en esta fase hay que seguir algunas reglas.
Según el método finlandés clásico, debe tomarse un baño breve en agua helada, que puede sustituirse por una ducha, con agua fría o templada, que se realizará al menos dos minutos después de salir de la sauna.
Si se dispone de una bañera de inmersión, se aconseja sumergir gradualmente todo el cuerpo en el agua, procurando meter la cabeza en último lugar.
Si se toma una ducha, hay que dirigir el chorro de agua desde los pies hacia el tronco y procurar que la primera parte del cuerpo que recibe el agua no sea la cabeza para evitar alteraciones de la circulación que podrían resultar peligrosas. Para obtener el mayor beneficio posible, el mejor procedimiento consiste en subir desde el pie derecho hasta la pierna y la rodilla, para luego volver a bajar por dentro y subir por fuera hasta el torso. Se debe repetir el mismo procedimiento en la pierna izquierda y luego en los brazos, con movimientos suaves desde la mano hasta los hombros. Solo al final, una vez que las extremidades se han enfriado, se debe proceder con la espalda y la cara.
Toda esta fase de enfriamiento es muy útil para elevar el tono y la presión sanguínea, y continuar así con los efectos beneficiosos de la sauna incluso después de haber permanecido en la cabina.
Tercera fase de la sauna finlandesa
La tercera fase consiste en volver a entrar en la sauna durante otros diez minutos aproximadamente y volver a ducharse con agua fría al salir. De hecho, cuando se pregunta a los expertos sobre cómo hay que tomar una sauna, suelen responder que no es obligatorio someterse a varios ciclos, pero en general se recomienda realizar al menos tres repeticiones para potenciar los beneficios del baño de calor.
En cualquier caso, se aconseja no superar los 15 minutos por ciclo y hacer una pausa de enfriamiento entre cada ciclo en cabina equivalente al tiempo que se ha permanecido dentro de la sauna.
QUÉ HACER AL TERMINAR EL TRATAMIENTO EN LA SAUNA
Al final del tratamiento, se recomienda estirarse en una tumbona durante unos diez minutos, para relajarse y que la presión sanguínea recupere sus valores normales.
La fase del enfriamiento tiene que durar por lo menos el mismo tiempo que la fase de calentamiento.
Es importante reponer líquidos inmediatamente después de terminar el tratamiento: beber abundantemente devuelve al organismo la cantidad de agua que se ha perdido durante la sauna. Las infusiones y los zumos de fruta y verduras son excelentes reponedores de fluidos y sales minerales.
CÓMO TOMAR UNA SAUNA FINLANDESA VARIAS VECES A LA SEMANA
Muchas personas se preguntan si existe un límite o una frecuencia recomendada para aportar al organismo todos los beneficios que ofrece la sauna finlandesa. En realidad, la mejor solución es encontrar el equilibrio adecuado.
Hay quienes para relajarse realizan un tratamiento al día y optan por un menor número de ciclos entre permanencia en la sauna y fase de enfriamiento. Pero también hay quienes creen haber descubierto la fórmula correcta de la sauna y disfrutan de este beneficioso momento de bienestar con tres o cuatro tratamientos completos al mes.
En términos generales, el consejo más repetido sobre cómo tomar correctamente una sauna es someterse al baño de calor al menos dos o tres veces por semana.
Para quienes deseen realizar más sesiones, es sin duda un buen hábito acostumbrar gradualmente el cuerpo a las altas temperaturas, empezando por ciclos más cortos, que se repetirán durante un periodo prolongado (tres veces al mes) y que se irán reduciendo gradualmente hasta alcanzar la frecuencia óptima de dos o tres veces por semana.
Sin embargo, como ya se ha dicho, no existe una regla precisa. Lo importante es escuchar siempre al propio cuerpo y comprender cuál es la mejor manera de tomar una sauna respetando nuestra salud y nuestro deseo de cuidarnos.
CONTRAINDICACIONES DE LA SAUNA FINLANDESA
La sauna puede ofrecer varios beneficios para la salud, pero existen algunas contraindicaciones y precauciones que hay que tener en cuenta antes de utilizarla.
Es importante consultar a un médico antes de utilizar una sauna si se padece alguna enfermedad preexistente. La sauna está contraindicada en caso de problemas cardíacos, ya que la exposición al calor puede suponer un estrés adicional para el corazón. También deben evitar su uso las personas que tienen una baja tolerancia al calor o bajo terapias farmacológicas que afectan a la termorregulación del cuerpo.
No se debe utilizar la sauna en caso de infección o fiebre, ya que la exposición al calor puede aumentar el metabolismo y empeorar los síntomas.
En general, es importante prestar atención a las señales del cuerpo y respetar las precauciones y los tiempos indicados por el fabricante, también en función del tipo de sauna: sauna finlandesa, sauna de infrarrojos o biosauna. Se aconseja consultar a un profesional médico antes de utilizar la sauna si tiene dudas sobre su estado psicofísico.
MANTENIMIENTO Y LIMPIEZA DE LA SAUNA FINLANDESA
El mantenimiento y la limpieza de la sauna finlandesa son importantes para garantizar un entorno limpio, seguro y agradable.
Estos son algunos consejos útiles:
En general, cada fabricante debe proporcionar una serie de consejos de mantenimiento de la sauna, que deben seguirse rigurosamente.
A pesar de los numerosos beneficios de la sauna finlandesa, existen diversas dudas y falsas creencias que a menudo desaniman a la gente a utilizarla o distorsionan su funcionamiento. Veamos las más comunes.
1. "La sauna adelgaza"
Uno de los mitos más extendidos es que la sauna ayuda a perder peso de forma significativa. En realidad, la sudoración abundante sólo provoca una pérdida temporal de líquidos, que se reponen rápidamente al beber agua. Aunque el calor aumenta ligeramente el metabolismo y puede favorecer una mejor circulación, la sauna no sustituye en ningún caso a una dieta equilibrada y a la actividad física.
2. "La sauna es peligrosa para el corazón"
Muchos creen que la exposición a un calor intenso puede sobrecargar el corazón y causar problemas cardiovasculares. De hecho, numerosos estudios demuestran que el uso regular de la sauna mejora la salud del sistema cardiovascular, ayudando a reducir la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiacas. Sin embargo, las personas con patologías preexistentes deben consultar a un médico antes de utilizarla.
3. "No se debe beber agua después de una sauna"
Algunas personas creen que es un error beber agua inmediatamente después de una sauna porque puede crear un shock en el organismo. Por el contrario, hidratar el cuerpo es esencial para reponer los líquidos perdidos a través del sudor. Es aconsejable beber agua o bebidas ricas en sales minerales para evitar la deshidratación y los cambios en la presión sanguínea.
4. "La sauna debe tomarse siempre desnudo"
En Finlandia, la tradición es entrar en la sauna sin ropa para garantizar una mejor transpiración e higiene, pero esto en ningún caso es un requisito obligatorio. En muchas instalaciones públicas, especialmente fuera de Finlandia, se utilizan bañadores o toallas de algodón para respetar la intimidad y las costumbres culturales locales.
5. "Cuanto más tiempo se permanezca en la sauna, mejor"
Algunas personas creen que permanecer mucho tiempo en la sauna aumenta sus beneficios. En realidad, una sesión de 10-20 minutos cada vez es más que suficiente. Permanecer demasiado tiempo puede provocar deshidratación y fatiga. Siempre es aconsejable alternar el calor con momentos de enfriamiento y descanso.
6. "Las personas mayores no deben tomar saunas"
A menudo se piensa que la sauna no es recomendable para las personas mayores por el riesgo de hipotensión o de sobrecarga cardíaca. De hecho, si se utiliza con moderación y con las debidas precauciones, la sauna también puede tener efectos positivos para las personas mayores, mejorando la circulación y reduciendo los dolores articulares.
9. "Verter más agua sobre las piedras hace que la sauna esté más caliente"
Muchas personas creen que verter abundante agua sobre las piedras volcánicas de la estufa aumenta la temperatura de la sauna. En realidad, el agua se evapora rápidamente y sólo aumenta la humedad del aire, haciendo que el calor percibido sea más intenso, pero sin afectar a la temperatura real.
Conclusión
Muchas de las dudas sobre las saunas finlandesas proceden de informaciones inexactas o de interpretaciones erróneas de la tradición. Si se utiliza correctamente, la sauna es segura para la mayoría de las personas y ofrece numerosos beneficios para la salud. Sólo hay que seguir las indicaciones básicas, escuchar al propio cuerpo y disfrutar de la experiencia sin prejuicios.
El consumo energético de una sauna finlandesa depende de varios factores, como el tipo de estufa utilizada, el tamaño de la sauna, la frecuencia de uso y el aislamiento térmico de la estructura.
Las saunas domésticas más comunes utilizan estufas eléctricas con una potencia de entre 3 kW y 9 kW, dependiendo del tamaño de la cabina. Para una sauna de 4-6 metros cúbicos, suele bastar con una estufa de 4,5 kW, mientras que para una sauna más grande, de 8-12 metros cúbicos, se utilizan estufas de 6-9 kW.
Si consideramos una sauna con una estufa de 6 kW:
Si se utiliza la sauna durante una hora, el consumo total será de unos 5-7 kWh. Considerando un coste medio de la electricidad de 0,25 euros/kWh, el coste de una sesión de sauna es de alrededor de 1,50-2 euros.
Siguiendo estos consejos, es posible disfrutar de los beneficios de la sauna reduciendo los consumos y optimizando los costes de funcionamiento.
Hacer que una sauna sea más ecológica es posible adoptando nuevas tecnologías, materiales sostenibles y fuentes de energía renovable. El uso de sistemas de calefacción eficientes, como las estufas eléctricas de bajo consumo con control termostático avanzado, permite que se optimice la energía necesaria para su funcionamiento.
La integración de sensores de temperatura y humedad permite una gestión automatizada de la sauna, reduciendo los derroches y mejorando el confort. Además, el uso de la domótica para el control remoto permite encender y apagar la sauna en función de las necesidades reales, evitando consumos superfluos.
La elección de los materiales desempeña un papel fundamental en la sostenibilidad de la estructura. La utilización de maderas con certificación FSC o PEFC procedentes de bosques gestionados de forma responsable garantiza una reducción del impacto medioambiental. La integración de materiales reciclados y reciclables, como el vidrio, la piedra o el acero recuperado, contribuye aún más a la reducción de los derroches y a la economía circular.
El uso de energías renovables representa un paso más para minimizar el impacto medioambiental. La alimentación de la sauna puede llevarse a cabo a través de paneles solares fotovoltaicos, que reducen la dependencia de fuentes fósiles y garantizan un suministro de energía limpia. El uso de sistemas geotérmicos permite aprovechar el calor natural del subsuelo para el calentamiento, mientras que la utilización de biomasa certificada para las saunas de leña reduce las emisiones gracias a los sistemas de combustión avanzados.
Al incorporar estas estrategias, una sauna puede convertirse en un entorno más sostenible, reduciendo el impacto medioambiental sin comprometer el confort y el bienestar. La integración de tecnologías avanzadas, materiales respetuosos con el medio ambiente y fuentes de energía renovable no sólo mejora la eficiencia de la sauna, sino que también contribuye a la protección del medio ambiente y a la reducción de las emisiones de CO₂.